Esta es mi historia, tal vez la historia más bonita que pueda contarte a ti, que como yo en algún momento, tuve dudas y no sabía si algún día llegaría a realmente comunicarse en inglés.
Soy de Colombia y hace 10 años empezaba mi carrera como filóloga en inglés. No era mi primer contacto con el idioma pues uno en el colegio siempre ve esta materia, pero creo que me pasaba como a muchos, que al final de cuentas no tenía los conocimientos ni las habilidades suficientes para poder comunicarme, podía entender algunas cosas pero no lograba producir.
Llegué a la universidad, muy entusiasmada por aprender todo lo que me hacía falta para ser bilingüe, y el primer día de clase no fue el más alentador. Mis profes hablaban todo el tiempo en inglés, y lo primero fue presentarnos ¡qué miedo hablar en público con personas que acabas de ver en tu vida y en un idioma que a duras penas conoces! Y para colmo de males, muchos de mis nuevos compañeros querían formarse como docentes y ya contaban con los conocimientos en inglés. Entonces empieza uno a compararse y a sentir que eso no es para uno y llega la frustración.
La verdad es que la frustración es tan variable, a veces uno piensa que ya se fue, y luego vuelve y se va de nuevo y así. Fueron cinco años de formación en inglés y definitivamente no cambiaría nada de mi historia. Conocí a muchas personas que estaban en la misma situación que yo, otras que tenían más facilidad al comunicarse pues se habían graduado de colegios bilingües, sus familias hablaban este idioma o habían viajado y vivido en el exterior. Tuve mentores a quienes les debo muchísimo, la calidad humana de una persona a veces termina siendo ese empuje que uno necesita para lograr cosas de las que no se siente capaz y así fue. Ellos nunca dejaron de llevar al límite sus exigencias porque creían que todos sus aprendices podrían lograr todo e incluso más de lo que ellos pedían.
Y bueno, las anécdotas podrían ser muchísimas, y quienes han pasado por este proceso me entenderán. Pero la verdad es que aprender un idioma me cambió la vida porque no solo me di cuenta de que soy capaz de lograr lo que alguna vez consideré tan difícil o lejano, sino porque hoy, después de 10 años, he aprendido que la perseverancia y la confianza lo son todo.
Quise contarte esta historia, y hasta ahora podría parecer no tan bonita como dije al principio, pero es que de verdad logré que mi vida cambiara desde que aprendí este idioma. El mundo es diferente, tú logras ver que la vida no se trata solo de lo que tú ves sino de lo que quieres también aprender y te llenas de tantos deseos y sueños que todo lo bueno empieza a sucederte.
Me gradué de la universidad y antes de hacerlo ya había tenido empleo como docente de inglés y por fortuna no tuve que sufrir esperando poder conseguir algo acorde a lo que había estudiado. Y debo decir que para haber sido el primero y sin haberme graduado, el salario no era para nada malo y podía darme la calidad de vida que quería. Hoy tengo un salario tres veces más grande que el que solía ganar en esa época, quiere decir que he estado en constante crecimiento laboral. Obviamente he seguido aprendiendo otros idiomas, y aunque tal vez no te parezca tan obvia la idea, lo es porque cuando uno aprende un idioma quiere seguir aprendiendo muchos más y esa es una oportunidad grandísima para crecer profesionalmente.
He viajado, he hablado con personas que vienen de culturas muy diferentes a la nuestra y eso también significa una evolución para nosotros como seres humanos, al menos así ha sido para mí.
Es una historia bonita porque no tiene final, y es que cuando uno aprende un idioma los límites desaparecen, nunca hay un alto porque siempre hay nuevas oportunidades. Toma tu decisión, no tengas miedo, realmente es una experiencia que vale toda la pena del mundo y no hay nada que perder, todo es ganancia cuando inviertes en ti.